Dicen las lenguas entendidas y cabales que el rock patrio se está muriendo. El que les escribe lo (a)firma. Dirá usted, amigo lector, que los conciertos de Extremoduro, y de Fito & Los Fitipaldis, y de Rosendo, abajo, en la imagen, siempre están llenos de público ávido de buen rocanrol. ¡A rebosar! Que recientemente, Asfalto ha colgado el cartel de “sold out” en la mítica sala La Riviera. Incluso se ha registrado un homónimo disco homenajeando dicho evento.
Es cierto que los citados grupos, que ya abrazan la leyenda gracias, en parte, a carreras musicales consolidadas desde hace muchos, muchísimos años, siguen vivos y coleando. O por lo menos eso aparentan.
Cuando afirmo que el rock patrio se está muriendo me refiero al obligado recambio, llamémosle generacional, que no se produce. El de los grupos noveles auspiciados por músicos no tan noveles curtidos en miles de batallas a lo largo del pentagrama de sus (nuestras) ilusiones. Aquellos que en sus actuaciones no logran congregar ni a una cuarta parte de público (descontando a los familiares y amigos cuya asistencia es casi obligada) en una sala con un aforo de medio centenar de personas.
Pregúntele a José Martos, o a Javier Mira, o a Gaby del Val, o a Leonor Marchesi, ese trébol de cuatro hojas siempre floreciente y en cuyos pétalos, la mayoría de nosotros, hemos encontrado la suerte de sentirnos vivos alguna vez.
Llámenme agorero pero ese rock, que parece que aflora en forma de “agrupaciones” y de entusiasmo – como germinan las amapolas en un campo de cardos, esto es, con ilusión pero sin futuro de crecimiento -, está, si no muerto, sí herido de muerte. No busquen culpables en la crisis, ni en las nuevas tendencias musicales, ni mucho menos en la falta de medios y ganas. El rock patrio, el nuestro, no necesita encontrar culpables y sí soluciones.
Pero centrémonos en el disco que ha parido, con cesárea, Jinete Nocturno.
Bautizado con el premonitorio título de “Esta noche”, la segunda entrega del combo madrileño, continuación del magistral “Ciudad» (2014), no deja indiferente a quien lo escucha. Gestado gracias a una eficiente campaña de crowdfunding, consta de diez temas que han sido registrados en los estudios Sonora.
Según sus propias palabras, “esta veterana banda de hard rock te cautivará con su mensaje real y desgarrador. Melodías clásicas de guitarras añejas y épica urbana pero enfocadas al rock moderno”.
Cuenta, a su vez, con colaboraciones tan excelsas como las de Leonor Marchesi, Álvaro Gandul, Emi Gago, Lucía del Campo, Gaby Soulé, David Muñoz, Elena Álvarez o Guille Manzanares, mecenas todos ellos del buen gusto y que para la ocasión aúnan su talento para que la placa suene, como poco, creíble. ¡Bastante creíble! ¡Desde la primera escucha! Temas como el homónimo “Esta noche”, que en su riff recuerda gratamente a “El rompeolas” de Loquillo y Los Trogloditas y vocalmente despliega la chulería barrial y rocanrolera de Johnny Cifuentes de Burning, “Culpable”, que combina con tacto la ecléctica influencia más swing y ska de la banda con la más agradecida y rocanrolera, “Adicto”, con la incólume colaboración de Elena Álvarez (teclados) y Guille Manzanares (batería), “Dentro del agujero”, una delicatessen musical que eleva a la categoría de himno la voz de la argentina Leonor Marchesi, “A Empujones”, o la delicada “Tus sueños“, que abraza la ternura en forma de balada y que acuna sin adormecer la voz de Emi Gago: “Cuando el silencio nos llene para siempre, tú serás la luz que reine en la oscuridad”. Canciones todas ellas muy bien arregladas y que en conjunto impregnan de identidad propia y credibilidad a la placa.
Apuntar que la portada ha sido diseñada con esmero y cuidado, esto es, el libreto consta de fotografías tanto del grupo como de los colaboradores, incluye la letra de las canciones, los agradecimientos… Y si has participado en la campaña de financiación, incluso viene firmada y dedicada: “Para mi buen amigo Amado. Que lo disfrutes. Con cariño, Salvi”.
Salvi Cuesta, voz y bajo, Bruno Camadini y Paco Vega, guitarras y coros y César “El Mini”, batería y coros, esto es, Jinete Nocturno, tienen lo que muchos intentan y pocos consiguen: carisma. ¡Que les dure mucho tiempo!
Dicen que el rock patrio se está muriendo. Escuchando “Esta noche” un servidor, que abraza el periodismo más veraz, esto es, el que no se deja engatusar por modas o nombres, se retracta de su afirmación y, como poco, la pone en duda. Escuchen el disco, escuchen.
AMADO STORNI