Las razones que obedecen a padecer lumbalgia, atienden a un carácter genético condicionante de un proceso degenerativo asintomático o, por otro lado, doloroso y a factores de riesgo, sobre todo mecánicos y de biomecánica repetitiva.
* Por Manuel Chaparro Recio
Como pacientes autónomos responsables y conocedores de nuestra patología, podemos actuar sobre estos últimos, compensando la mecánica estructural muscular y neurolocomotora mediante ejercicios, así como practicando una dieta adecuada.
Ambas estrategias están claramente relacionadas: practicar ejercicio beneficia el control neurolocomotor y la coordinación regulándose por ende el sobrepeso.
Cualquier ejercicio no es satisfactorio según la región anatómica afecta. Para la cervicalgia o “dolor cervical”, al no existir carga sobre dichas articulaciones, mantener tonificación muscular en todos los ejes de movimiento previene, e incluso puede curar ciertas patologías. Pero la constancia es la clave, siendo necesario practicar los ejercicios al menos una vez al día en todos los planos de movimiento incluyendo los rotacionales. Por todo ello, puesto que hay diversa musculatura combinada involucrada en diferentes planos: trapecio, dorsal ancho, esplenio, transverso espinal, etc, se le implican ejercicios propios de “ estiramiento” dorsal y de cintura escapular, quienes actúan como pivote distal de palanca en los planos superficiales del movimiento cervical.
La aplicación previa de calor durante cinco minutos, antes del ejercicio, suele ser suficiente para plastificar los tejidos, vasodilatar la microvasculatura propia miogénica que proveerá de nutrientes a las necesidades energéticas de dichas sarcomeras musculares cuando las pequeñas reservas de glucógeno miofascial se consuman.
El ejercicio, como todo músculo, debe incidir crecientemente en potencia, cronología, frecuencia y a favor de movimiento para evitar lesiones. Esta dinámica depende de la composición del músculo y su disposición anatómica, conceptos que no son objeto del actual artículo.
Abastecer de magnesio, calcio, fósforo, selenio, manganeso, zinc, vitamina C, colágeno y ácido hialurónico el entorno metabólico a través de la dieta o mediante suplementos, nos ayudará en el combate contra la fatiga o lesión muscular asociada a la cervicalgia.
Sin embargo, hablar de lumbalgia y dorsalgia como el resultado de una patología de base, se diferencian mecánicamente de la cervicalgia en la mayor probabilidad de alteración en los ejes de carga en cualquier movimiento. Otra connotación es el mayor volumen y superficie de los músculos afectos, vinculándose articulaciones de carga como la cintura pélvica y rodillas, así como pie y tobillo.
Por ello, independientemente del ejercicio de elongación y fortalecimiento de estas zonas, a veces la aplicación de plantillas o alzas, complementan el tratamiento y prevención de lumbalgias y dorsalgias. Estas plantillas deberán ser recomendadas por especialistas en traumatología con características funcionales que cambien los ejes de carga, y cuya realización técnica será satisfecha por podología u ortopedas trabajando todas las disciplinas en equipo.
La práctica de ejercicio para lumbalgias y dorsalgia es más compleja que para cervicalgia, puesto que se debe compensar el tren abdominal inferior y el, relacionados íntimamente con musculatura de extremidades inferiores tales como cuádriceps, isquiotibiales y bíceps femoral, así como rotadores externos de cadera tales como el piriforme o piramidal, obturadores y cuadrados femorales o pectíneos.
La curvatura lumbar lordótica o cóncava si observamos de izquierda a derecha tiende a rectificarse y transformarse en una línea recta. Es por ello, que fortalecer la musculatura abdominal inferior y psoas combinando con ejercicios simuladores de pedaleo son las técnicas más sencillas y básicas que conceptualmente tenemos que cultivar.
Esto no debe hacernos olvidar de que las partes forman el todo. Por ello, tonificar largo espinal y dorsal largo junto a trapecio y dorsal ancho con menor intensidad que los grupos musculares antagónicos, son otro factor a tener en cuenta.
La forma más extendida de practicar ejercicio no solo es en domicilio, en seco, sino en piscina, mediante técnicas de espalda o natación a croll. Algunos autores no apoyan esta actitud. Yo la recomiendo porque la coordinación lograda en conjunto por la natación, en descarga, pero con el empuje arquimédico del fluido, confirman una solución global, aunque a veces dificultosa, de realizar y complicada para ciertos grupos de edad y estilos de vida.
Sin embargo, no olvidemos que el ligamento común vertebral posterior, que discurre interapofisarianente, es decir entre las apófisis espinosas que todos nos palpamos en la espalda, provee de infinidad de sensores propioceptivos receptores de información y emisores de posición. Esto está demostrado puesto que en algunos intervenidos de raquis, dónde se secciona parcialmente, tras la teórica cicatrización, se presenta dificultad para mantener un equilibrio armónico al emplear una bicicleta.
Por todo ello, existen diferentes combinaciones de ejercicios orientados a tonificar, armonizar y neuroenglobar la musculatura que ayudará a paliar e incluso prevenir y curar lumbalgias, dorsalgias y cervicalgias. Hablamos del Pilates específico de espalda, no del Pilates general,Tai- Chi ,yoga… o ejercicios más convencionales de gimnasio que todos ellos secretan la suficiente analgesia fisiologica, endorfinas, serotonina y dopamina que fomentan el control de la enfermedad.
Es menester comentar el desprecio hacia aquellos movimientos repetitivos, viciados y que en el caso de la zona lumbar corresponden a la hiperflexión repetida y no controlada con la ayuda higiénica de las rodillas flexionadas, el genuflexo y la erección mantenida del raquis y dorso. El uso de bancos de tracción invertida, en los que se trabajará a gravedad la recuperación isométrica muscular, complementa el tratamiento preventivo y autónomo.
En cuanto al reposo lumbar, la posición es más importante que un material de reposo. La flexión de rodillas en 20/30 grados con una almohada bajo los gemelos en decúbito supino o entre las piernas en decúbito lateral son elementos de base. En el caso dorsal y cervical, reposar a 30 grados de flexión del tronco y que la región cervical no permanezca con la barbilla flexionada hacia el pecho, es decir, la línea media del centrotórax en línea con la pirámide nasal, nos harán asegurar esa mejoría en el tratamiento durante más de un tercio del día que dedicamos al reposo.
Por último, manifestar que ‘mens sana in corpore sano’ es básico, ya que el neuroeje raquídeo está íntimamente relacionado con el estado de salud psicomental y viceversa.
Pero esto es harina de otro costal.
(*) El autor:
Manuel Chaparro Recio es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alcalá de Henares, de la que actualmente es profesor asociado del Departamento de Ciencias Médico Sociales y Cirugía de la Universidad de Alcalá de Henares. Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología y en Medicina Familiar y Comunitaria. Director médico y traumatólogo de la Clínica El Carmen, de Guadalajara.
Ha publicado artículos en numerosas revistas científicas de todo el mundo, entre ellas la Medical Journal of Bone, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/, Revista oficial de la sociedad de cirujanos vasculares de Latino América, Intreacte Cardiovascular Thotachic Surgery, Journal of Pediatric Orthopaedics, Latin American Journal of Pharmacy, Revista española de rehabilitación y Medicina Física, XII Congress of the European Society of Cardiology, Revista española de Medicina de Familia, Revista española de Cardiología, Revista española de Cirugía ortopédica y traumatológica.