En el año 2020, las emisiones de dióxido de carbono de CO2 se redujeron casi a la mitad de años anteriores. El descenso se produjo por las medidas de confinamiento tomadas por cada país y, por la repercusión de las mismas, sobre todo en la aviación y el transporte por carretera.
Según los datos publicados en Nature Communications, tan solo del 1 de enero al1 de julio las emisiones de CO2, se habían reducido en 1.551 millones de toneladas.
Ha sido una reducción «anormal». El director ejecutivo del Global Carbon Projet, el catalán Pep Canadell, señala que «Conseguimos una disminución de emisiones por medios que no nos interesan«. Evidentemente se ha producido casi una paralización del país y los países y consiguientemente de la producción, debido al Covid-19. La gran lección que la pandemia nos ha dejado debe ser, según Carbonell, que: «Las oportunidades están en que un mundo descarbonizado es un mundo más saludable para los humanos y el medio ambiente, para la creación de trabajo, para la descentralización del sistema energético y para una mayor independencia energética a nivel nacional«.
Puede decirse que la reducción de las emisiones de dióxido, aunque hayan sido debido a la paralización humana e industrial, con ser palpable o cuantificable, no tienen gran recorrido de futuro, por no ser en general conscientes de ella, ni pactada a nivel internacional.
Actualmente, el mundo emite 50.000 millones de toneladas de CO2 anualmente a la atmósfera, una cifra asombrosa que representa un aumento del 40% desde 1990.
1) La Tierra, sin oxigeno, ¿otra vez?
El nuevo estudio publicado en «Nature Geoscience», (que cubre todos los aspectos de las ciencias de la Tierra, incluyendo la investigación teórica, la modelización y el trabajo de campo), habla de la posibilidad de que la Tierra pueda volver en el futuro a quedarse sin oxígeno. Antes pasará mucho tiempo. Pero, en todo caso, ¿hasta cuándo el oxígeno será suficiente para mantener vivas a todas las especies de la Tierra?. La sola pregunta tiene enormes implicaciones para el futuro de la biosfera terrestre y, también para la búsqueda de vida en planetas similares al nuestro, en nuestra Galaxia o más allá. Naturaleza y Ciencia van de la mano, porque, hasta donde sabíamos hasta ahora, sin oxigeno no era posible respirar. Aunque según un nuevo estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS) y dirigido por Dayana Yahalomi un pequeño parásito del salmón, tiene vida y una respiración anaeróbica. No son dañinos y viven con el salmón durante todo su ciclo de vida.
2) EL calentamiento del Planeta es un peligro.
El peligro del calentamiento climático para el medioambiente no deja de incrementarse. Los casquetes polares y las nieves perpetuas de las montañas son cada vez menos espesas o más finas. De hecho, un iceberg gigante, de 1.270 km2 se ha desprendido en la Antártida hace unos días. Antes o después el nivel del mar subirá y tendrá repercusiones medioambientales.
3) Los pactos de la energía.
La energía limpia y las consecuencias de los pactos internacionales, que la mayoría de la gente ignora, son muy costosos. Mucha gente ignora, lo que los representantes políticos y los medios afines , firman o dejan de firmar porque no hubo debate
Se ha hablado bastante del Acuerdo de París sobre el clima, que la UE ratificó formalmente el el 5 de octubre de 2016, pocos saben que es incompatible con las disposiciones del Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE). Este TCE, se había firmado, en Lisboa, el 17 de diciembre de 1994. (Documento BOE-A-1998-6335 – BOE.es)
El Desafío climático al que el Acuerdo de Paris quiere hacer frente, reduciendo los gases del efecto invernadero y no aumentar el calentamiento global, choca con el Tratado de la Carta de la Energía, y deja a los países firmantes en manos de los países productores de la energía más contaminante, de las grandes empresas productoras de carbón, petróleo, de los productores de energía nuclear, y de sus asesores y juristas.
Ni en su momento, cuando el Presidente Felipe González firmó el tratado, ni posteriormente, se ha realizado un estudio profundo sobre las repercusiones políticas, económicas, legales y medioambientales de adherirse al TCE, que son muchas y muy graves.
Por eso, los gigantes de los combustibles fósiles están usando el TCE internacional para demandar a los países firmantes, entre ellos España, por miles de millones de dólares por cerrar plantas de carbón y plataformas petrolíferas. Tampoco se había dicho que el Tratado de la Carta de la Energía es jurídicamente vinculante, mientras no se denuncie o se salga de él (Italia lo ha hecho). España ya ha sido demandada varias veces y condenada a pagar 1.036 millones a inversores extranjeros y podría llegar a pagar otros 8.000.
Y es que los países son actores pasivos, a merced de decisiones corporativas de las empresas productoras. Los tribunales de arbitraje se reúnen a puerta cerrada y su decisión es inapelable. Los costes de los tribunales de arbitraje, ascienden de media, a 5 millones de euros. Los Estados firmantes están atados a las energías más contaminantes y las exigencias de sus productores. Así que mientras sigan en el TCA, la transición energética es casi imposible (o muy difícil) y, lo mismo la lucha contra el cambio climático. No olvidemos que se pretende, por un lado que, para 2.030 se reduzca la emisión de gases de efecto invernadero cerca de un 25% respecto a 1990, y por otro, que para entonces por lo menos el 42% de la energía que se consuma proceda de las renovables.
Teresa Ribera Rodríguez, la vicepresidenta cuarta y Ministra para la Transición Ecológica, tiende la mano a las energéticas limpias y a quienes advierten de que la recuperación es más que descarbonización; pero no se ha pronunciado sobre cómo va a salir España del Tratado y apostar por una energía verde o, si pagará las denuncias de los países productores, de las arcas públicas o como suele ser habitual la pagaremos en la subida de la factura de luz y la energía.
El Acuerdo de París es, el primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante, sobre el cambio climático. Establece un marco global para evitar un cambio climático peligroso y apoya los esfuerzos de los países para limitarlo a 1,5 °C. La UE ratificó formalmente el Acuerdo el 5 de octubre de 2016, lo que permitió su entrada en vigor el 4 de noviembre.
Según el Acuerdo de Paris, en 2024 entrará en vigor un acuerdo de transparencia mejorado, que los gobiernos se comprometieron a informar y respetar. Además se preveían procedimientos internacionales para el examen de los informes presentados.
4) España puede ser un país clave.
La gran apuesta, al parecer, es convertir España en un país clave, gracias a la energía limpia procedente del sol y el viento. Y exportar esa energía a Europa, como han hecho los países exportadores de gas y de petróleo.
Para esa apuesta, los pasos clave son: 1) atraer grandes inversiones que inviertan en España en renovables y fotovoltaica; es decir, producir combustibles verdes. 2) Solucionar y potenciar el almacenaje energético, que es clave también para el mundo. 3) Democratizar la energía para que deje de ser un bien escaso y caro. 4) Actualizar la legislación para que ese ambicioso plan pueda hacerse realidad. Según Bago Sotillo, conocedor del tema: «el problema podría solventarse con voluntad política, ya que existen soluciones tecnológicas que podrían acabar con la pobreza energética, pero la barrera está en la legislación».
Según dicen, el Mercado Eléctrico debería ser diariamente menos volátil. La demanda final de energía y las condiciones climatológicas pueden variar, a veces obligan a echar mano puntualmente de las tecnologías más caras (como sucedió el 8 de enero, que el megavatio-hora se disparó a 94,98 euros, mientras que el 31 de enero se desplomó hasta 0,16 euros megavatio-hora).
En todo caso, se trata de encontrar la fórmula que termine con la pobreza energética. Disponer de un modelo sostenible a nivel social, equilibrado en lo medioambiental y avanzado en lo tecnológico, para ser atractivo y respetar las leyes de la oferta y la demanda, según el Operador del Mercado Ibérico de Electricidad (OMIE). Tal vez el sistema actual de ese mercado marginalista, variable cada hora del día, sea demasiado volátil, pues los generadores de energía (empresas de renovables, nucleares, etc.) presentan sus ofertas de venta para cada hora del día siguiente, y las empresas de consumo (entre las que se encuentran las comercializadoras) hacen al mismo tiempo sus ofertas de compra.
La solución tiene que ser global y equitativa para todos los ciudadanos, se encuentren donde se encuentren. Aunque, según el estudio elaborado por IEB-Universidad de Barcelona y publicado por la Fundación Naturgy, las regiones con mayor pobreza energética de España, está sobre todo en las dos Castillas. Las inversiones estatales y los técnicos de estas dos autonomías, deben intervenir en la mesa de negociaciones para alcanzar la solución estatal.
Si acabar con la pobreza energética es uno de los objetivos de la Agenda 2030, el Gobierno se compromete a «garantizar el acceso a la energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos«, podemos estar ante la realidad de un Planeta más limpio y una España más justa, en el plano energético y medioambiental.
5) El hidrógeno como alternativa.
Como hemos visto, la mayor parte de la energía destinada a nuestra actividad humana la obtenemos de la combustión de compuestos formados hace millones de años. Se agotarán. Y además, al ser contaminantes, la alternativa son las energías renovables.
Curiosamente el elemento químico más abundante en el universo, el hidrógeno, (que está en el aire, agua, amoniaco e hidrocarburos), no había sido utilizado como combustible, de forma generalizada, a pesar de que no contamina. La razón es que a pesar de su enorme potencial, se trata de un combustible difícil de obtener, pues no se encuentra de forma aislada en la naturaleza.
España, participa en el proyecto europeo CPV4H2.
Últimamente hay un proyecto en marcha en Brasil, en La Base One que convertirá a Ceará, en una importante ubicación de exportación de hidrógeno y establecerá a Enegix con el potencial de reducir las emisiones anuales de CO2 en 10 millones de toneladas al año y se convertiría en el mayor proyecto de reducción de emisión de carbono en el mundo. “Para nosotros, -dicen- el hidrógeno representa una versión del futuro al que aspiramos. Una nueva forma de potenciar nuestras vidas sin contaminar y destruir lo más importante, nuestro hogar, el que todos compartimos y debemos proteger».
Concienciar a la ciudadanía es clave. Ningún proyecto se improvisa. Hay que educar y apostar por la investigación y el desarrollo. Nada de eso puede hacerse subiendo el recibo de la luz.
José Manuel Belmonte