La Fundación Nipace es una fundación nacional de asistencia social sin ánimo de lucro y de utilidad pública que, desde el año 2004, desarrolla procesos de atención integral a niños y jóvenes con parálisis cerebral y otros trastornos neuromotores en su centro de rehabilitación de Guadalajara, ciudad de origen de sus promotores, Ramón Rebollo y Raquel de los Santos, .
Desde su creación, los profesionales de esta fundación han atendido a cientos de niños con parálisis cerebral y otras discapacidades afines, con el objetivo de procurarles una mejor calidad de vida través de un equipo de profesionales como psicólogos o fisioterapeutas y terapias incluso robotizadas para un mejor tratamiento de neurorrehabilitación.
Desde su puesta en marcha en Guadalajara, la fundación ha recibido el apoyo unánime de los ciudadanos e instituciones, no solo de la capital alcarreña sino del resto del Estado, a través de donaciones, subvenciones directas, premios o cesiones de bienes públicos, como una parcela municipal valorada en más de 3 millones de euros, para la construcción de su nuevo centro terapéutico en la capital alcarreña. Centro que, por ciento, contará con la ayuda de 19 millones de euros para su construcción y equipamiento que serán donados por la Fundación Amancio Ortega.
Entre estas medidas de apoyo se encuentra la autorización para que cada año la fundación pueda participar con una carpa propia en los tradicionales vermús de navidad y de ferias y fiestas, a fin de obtener fondos con los que seguir financiando sus programas de investigación y rehabilitación. Durante los días de su celebración, la carpa es atendida por voluntarios, algunos de ellos trabajadores de la propia Nipace, entidad a la que, de forma excepcional debido a los fines solidarios de estas puntuales iniciativas, se la exime de ciertas tasas y trámites administrativos, fiscales o laborales para celebrar estos vermús que sí han de tener al día el resto de hosteleros. Además, algunos de los productos puestos a la venta en esa carpa son donados cada año por empresas de alimentación o bebida que colaboran con la entidad a fin de que sea mayor el beneficio para llevar a cabo los fines sociales de la fundación. Estos vermús, además, cuentan con otro tipo de apoyo municipal, como es el servicio de vigilancia de la Policía Local o de limpieza viaria extraordinaria que se realiza tras la finalización de los eventos y que corre por cuenta de los presupuestos municipales y que sería demasiado oneroso establecerla a la carta para días sueltos en función de los intereses de cada fundación u hostelero particular.
Por todo ello, y gracias a este tipo de beneficios, con estos vermús solidarios Nipace consigue unos recursos extras que se suman a los obtenidos a través de pagos por servicios rehabilitadores prestados a sus pacientes, subvenciones y ayudas de particulares, empresas e instituciones. Alrededor de un 440.000 euros en 2022 entre todos los conceptos, más otro millón de euros en bienes muebles e inmuebles, según las propias cuentas publicadas en su web por la fundación.
Pues bien, esta colaboración total y desinteresada de la ciudad de Guadalajara, representada por su Ayuntamiento, independientemente del color político que el mismo haya tenido en cada momento, se ha visto enturbiada en los últimos días por las declaraciones, fuera de lugar e inoportunas -sin ninguna duda y a nuestro criterio-, del presidente de Nipace, Ramón Rebollo, que de forma sorpresiva y contra toda lógica, convocó una rueda de prensa para anunciar que suspendía los vermús solidarios navideños de este año ‘porque no contaba con autorización del Ayuntamiento’. Rebollo esgrimió como argumento, que en principio le habían sido autorizados los días 21 y 24 de diciembre para dicho evento, pero que luego le cambiaron las fechas al 24 y el 31. Pero, según Rebollo, el 31 no contaba con voluntarios para abrir la carpa y que no merecía la pena abrirla solo el 24 ‘porque perdía dinero’. Finalmente, acusaba al Ayuntamiento de Guadalajara de hacer seguidismo del sector de hostelería de la CEOE para denegar esta autorización.
Inmediatamente, nada más conocer los argumentos de Rebollo, tanto Ayuntamiento como CEOE emitieron sendas notas de rechazo a estas acusaciones. La corporación local aseguró que nunca se le había denegado a Nipace la celebración de sus vermús, que esta fundación había solicitado varias fechas en días diferentes, no solo los días 21 y 24, y que se les pidió tan solo que adaptaran sus fechas a las autorizadas para toda la hostelería de la ciudad, los días 24 y 31. Además, desde el Consistorio se rechazó que esta decisión hubiera sido tomada por indicación de los hosteleros de la CEOE y que, finalmente, Nipace seguía teniendo autorización hasta el último momento para instalar la carpa en los días autorizados para todo el sector.
Por su parte, la patronal alcarreña también rechazó los ataques de Rebollo y señaló que ‘en ningún momento se había solicitado al ayuntamiento la prohibición de los “vermuts solidarios o eventos similares”, sino «que se regulen de manera específica’.
Es decir, nadie ha denegado a Nipace la celebración de sus vermús solidarios de Navidad; nadie ha puesto pegas a Nipace para que voluntarios -todo hay que decirlo-, algunos de ellos sin cualificación ni las debidas acreditaciones profesionales del sector de la hostelería atiendan al público en los vermús y sirvan y preparen alimentos o bebidas, incluidas las alcohólicas, sin el preceptivo carné de manipulador de alimentos; nadie le ha pedido a Nipace que abone las tasas e impuestos de la actividad económica que esos días se van a desarrollar en la vía pública… Solo se le ha comunicado a Ramón Rebollo que la autorización a la Fundación Nipace para la celebración de los vermús solidarios de Navidad es para los días 24 y 31 de diciembre de 2024, como para el resto de asociaciones, fundaciones y hosteleros de la ciudad.
Rebollo se ha equivocado. Rebollo no debió convocar nunca una rueda de prensa para bajarse al barro político a lanzar acusaciones de falta de apoyo a sus iniciativas por parte de un Ayuntamiento, que tanto le ha dado. Rebollo no debió convertirse en un ariete político contra una institución que desde hace veinte años le ha apoyado siempre. Rebollo debe reflexionar. Porque, ¿alguien recuerda haber visto alguna vez en su vida al empresario y mecenas Amancio Ortega, presidente de la fundación que lleva su nombre, convocando una rueda de prensa para atacar a las instituciones que apoyan o son receptoras de sus iniciativas solidarias? Nunca. Ni lo verán. Ni siquiera cuando descerebrados de extrema izquierda, algunos con altas responsabilidades en el Gobierno de España, lo han llegado a insultar por el ‘grave delito’ de donar cientos de millones de euros en equipamientos para la Sanidad pública española. Increíble. No, Amancio Ortega no se embarra en política. Ortega, o sus apoderados, habla en privado con los representantes de esas instituciones, busca acuerdos, ofrece alternativas, dialoga… y, finalmente, si se llega a un acuerdo, se hace público, si no, a otra cosa mariposa. Pero como presidente de una fundación sociosanitaria de utilidad pública, igual que Nipace, no entra en guerras políticas, no hace declaraciones políticas, no empaña su imagen con declaraciones como las de Rebollo el otro día y que, a la vista está en redes sociales, tanto daño han hecho a la imagen de esta entidad de interés social.
La ciudad de Guadalajara, a través de su Ayuntamiento, estoy seguro de ello, seguirá apoyando a Nipace en todo lo que esta fundación necesite para llevar a buen puerto su labor. Pero de eso a concederle privilegios por encima de cientos de hosteleros que abren persiana de madrugada 365 días al año, que han de cumplir mil y una obligaciones administrativas, fiscales, sanitarias, de consumo, etc, sin fallar en ninguna porque se les cae el pelo, hay un abismo.
Y ahí es donde Rebollo ha de ser consciente de que ha sido injusto e insolidario con esos hosteleros que, junto al resto de vecinos de Guadalajara, son quienes pagan muchos impuestos, muchos de los cuales terminan redundando en beneficio de Nipace.
Por todo ello, Rebollo debería reflexionar, disculparse con hosteleros y Ayuntamiento, y volver a celebrar sus vermús solidarios los días autorizados para todo el sector. Estamos seguros de que los vecinos de Guadalajara volverían a llenar su carpa como han hecho siempre y se olvidarían que un día dio una rueda de prensa que nunca debió convocar.
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Bellido versus Lobato
Corría el año 2015 cuando el actual secretario provincial del PSOE de Guadalajara, Pablo Bellido, era imputado por el juzgado de instrucción número 3 de Guadalajara por un delito de estafa por el supuesto sobreprecio de las obras del Centro Joven de Azuqueca, en la época en la que él era el alcalde azudense.
Esta imputación le costó a Bellido ser vetado para ser cabeza de lista al Congreso en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, y su sustitución por la paracaidista Luz Rodríguez, por el -entonces en su primera etapa- secretario federal socialista, Pedro Sánchez. Bellido nunca perdonó este señalamiento público de Sánchez y, aunque tras el archivo de la causa judicial pudo presentarse y ser elegido como diputado nacional en la repetición de las elecciones que tuvieron lugar el 26 de junio de 2016, su resentimiento hacia el secretario general de su partido se hizo patente en todas las entrevistas que se le hicieron en aquellos meses. Unos meses después, Sánchez dimitió de la secretaría general del PSOE en octubre de 2016, tras ser descubierto su intento de fraude electoral interno (las famosas urnas llenas de votos escondidas detrás de unas cortinas en la sede de Ferraz). Sin embargo, de forma increíble en una democracia avanzada, el PSOE no expulsó a Sánchez por ese grosero intento de adulteración democrática y se le permitió concurrir a la reelección al cargo de secretario general en las elecciones Primarias de su partido, que tuvieron lugar en junio de 2017.
Durante esa campaña electoral a la secretaría general del PSOE, Bellido participó activamente a favor de Susana Díaz, que era una de los tres candidatos que optaban al cargo, junto al propio Pedro Sánchez y Patxi López. Así, en varias entrevistas concedidas a medios de Guadalajara entre marzo y mayo de 2017, Bellido no escatimó adjetivos ni críticas para referirse a Sánchez, al que acusó de tener una ideología ‘líquida’ y lo calificó como un peligro para la democracia interna de su partido por su forma autoritaria de ejercer el poder.
Frases como ‘no quiere -Sánchez- un modelo en el que haya democracia todos los días, quiere que se elija a una persona que tenga el poder absoluto‘. O ‘si gana Sánchez, no me presentaría –a la reelección como secretario provincial del PSOE de Guadalajara– porque tenemos modelos diferentes. Yo no creo que se pueda cambiar candidatos unilateralmente o montar gestoras arbitrariamente. Yo no creo en ese modelo y, si gana, lo respetaré y seguiré siendo militante, pero no seré dirigente porque no quiero hacer oposición a lo que opina la mayoría de gente del PSOE”. Finalmente, entre otras frases, también decía que «si gana ese modelo (el de Pedro Sánchez) que creo que no es el de un partido denso y serio sino de un partido un poco más líquido, más desestructurado, yo lo voy a respetar y seré militante de base de ese partido, pero no seré dirigente, porque no quiero hacer oposición a lo que opina la mayoría de la gente del PSOE».
De todos es conocido el resto. Las de 2017 Primarias las ganó Sánchez, acabó con todo atisbo de democracia interna en el PSOE, y Bellido, no solo no dimitió, sino que se hizo también ‘líquido‘ y ‘sanchista‘ y siguió, y sigue, encadenando cargo tras cargo, tanto orgánico como institucional, en los últimos siete años.
Y eso nos lleva a hacer algunos paralelismos. Bellido puso entonces, en 2017, como ejemplo del totalitarismo de Sánchez la expulsión de la secretaría general autonómica de PSOE de Madrid de Tomás Gómez y rechazó esa forma de actuar de Sánchez diciendo que «no se podía cambiar unilateralmente de candidatos y montar gestoras arbitrariamente». Siete años después, la historia se repite y la víctima también es el secretario general autonómico de Madrid, en este caso, Juan Lobato, defenestrado por intentar quedar al margen de los numerosos casos de corrupción política que ahogan al PSOE y al entorno del propio Sánchez. En su despedida del cargo hace unos días, Lobato ha calcado casi las mismas palabras que Bellido dijo en 2017 respecto de Sánchez: ‘Mi forma de hacer política no es compatible con la dirigencia actual de mi partido‘. La diferencia es que Lobato ha dimitido de sus cargos orgánicos en el partido y Bellido, siete años después, los sigue ostentando reelección tras reelección. De hecho, todo lo que en su día dijo de Sánchez ya lo ha olvidado, puesto que se pasó el fin de semana del 29/11 al 01/12 en el Congreso Federal del PSOE en Sevilla ratificando, una vez más, a Sánchez, como capo con poder absoluto e ilimitado del PSOE, justo lo que criticaba hace unos años.
Esos son sus principios políticos y si a alguien no les gustan, a la vista está, también tiene otros.
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