El Heraldo del Henares
No siempre las intuiciones geniales acaban encontrando el lugar y los medios adecuados para su materialización práctica. No ha sido este el caso, afortunadamente, de este proyecto, que tras largos años de trabajo y merced al empeño sostenido de dos creadoras, Alondra de la Parra, la clown mejicana Gabriela Muñoz terminó viendo la luz en la ciudad de Méjico en 2022. Se trata de un espectáculo sinfónico para clown y orquesta que llega ahora a los teatros del Canal, con el concurso de la ORCAM, la Orquesta y Coros de la Comunicad de Madrid y de la mano de Alondra de la Parra, su actual directora artística.
Por una parte, pues, la ORCAM, por otra, el silencio, representado por la protagonista -dicho sea en términos teatrales-, dialogando en pie de igualdad con la orquesta, movilizando el que parece ser un inagotable arsenal de recursos de la expresión gestual para expresar, sin palabras, el abigarrado y confuso torrente de sensaciones que nos transmite la música; descubrir su tonalidad y colorido, sufrir o gozar con tal pasaje, glosar aquel otro, sentir su calma, su amenaza; su calidez o su frialdad; el amor, el miedo, la angustia; el impacto casi físico de un redoble de timbal o de unos trombones, el arañazo de los agudos de un concertino, la caricia de un violonchelo, …
Caracterizada con el atuendo que evoca al clown tradicional, con la típica “máscara” de cara enharinada, cejas arqueadas, pelo afro y labios pintados en forma de corazón y con esa mirada entre pícara y perpleja, Chula deambula por el proscenio y por una pasarela a distintos niveles entre los miembros de la orquesta mientras provoca a los instrumentistas, los escucha embelesada o se deja seducir por ellos -particularmente en hermosos y emotivos dúos con el oboe, el violín y el violonchelo- instrumentos convertidos ocasionalmente en auténticos personajes de la obra.
Transparencias, estelas que siguen los caprichosos dibujos de la melodía, proyecciones de imágenes de video y un aparato escenográfico y luminotécnico de gran precisión, con momentáneas explosiones de luz y color y con la omnipresente protagonista perseguida por los reflectores, convierten la enorme caja del escenario de la Sala Roja en un lugar de ensueño tocado por un halo mágico donde cualquier fantasía es posible. Llevados a hombros de la música (Debussy, Bartok, Rimsky-Kósakof, Sibelius, Prokofiev o von Wever entre otros) podemos volver a la intimidad de los lugares de la infancia y dejarnos mecer por una canción de cuna, flotar entre las nubes rodeados de pájaros, o sentir la soledad de los fondos marinos, incluso penetrar en el mismísimo vientre de la ballena, por cierto un acogedor y cálido reducto de serenidad y armonía. Podemos, en fin, dejarnos llevar por una grácil, casi etérea, pareja de baile o arrebatar por la violencia de la tormenta interior de nuestros miedos y terrores con el turbulento, amenazador y desasosegante movimiento orquestal del Alegro Marcato de la Sinfonía nº 5 de Prokofiev o de Las antesalas del sueño de Federico Ibarra antes de encontrar el equilibrio en el balsámico tercer movimiento dela Sinfonía nº 3 en Fa mayor de Brahms que sirve de colofón al espectáculo, desenlace esperado con la directora y The clown fundidas en una misma alma con el espíritu de la música.
Montaje, en fin, de gran impacto visual y una imaginería de extraordinaria belleza plástica. Con concesiones a la ironía, al humor y a lo lúdico, como corresponde a la filiación circense del espectáculo, (incluido el recurso ocasional a la participación del público, algo que sabe hacer magníficamente Chula), mímica y música se confabulan para ofrecernos momentos verdaderamente sublimes que el público agradeció con un largo y cerrado aplauso.
Gordon Craig. 02-III-2025.
Ficha técnico artística:
Creación de Alondra de la Parra.
Dirección de orquesta y de escena: Alondra de la Parra.
Guión: Gabriela Muñoz y Alondra de la Parra.
Clown: Gabriela Muñoz “Chula the Clown”.
Coreografía: Gabriela Muñoz.
Orquesta: Orquesta de la Comunidad de Madrid.
Concertino y violín Solista: Yorrick Troman.
Violonchelo principal y solista: Rolando Fernández.
Escenografía y diseño de vestuario: Rebekka Dornhege Reyes.
Diseño de iluminación: Andreu Fábregas.
Madrid. Teatros del Canal. 28 de febrero – 2 de marzo de 2025.
