Pocas veces en el cine y ninguna en televisión habíamos visto un retrato tan realista y veraz de un tipo de personas que podemos encontrarnos en la vida que llamaríamos (generosamente) metepatas.
Efectivamente se siente vergüenza ajena.
La serie se podría haber titulado «Patéticos».
Durante los primeros episodios, son 10 de 25 minutos, lo pasaba mal viendo las meteduras de pata de este impresentable. Le decía a Elena que no lo podía soportar y casi abandono.
Luego adquirí un cierto distanciamiento que me permitió aguantarla.
Jesús, magníficamente interpretado por Javier Gutiérrez, reúne todos los requisitos para ser un gilipollas integral. Tiene el difícil sentido de la inoportunidad, pero además es mala persona. Lleno de prejuicios. Un tonto que se cree listo.
Nuria, a la que da vida Malena Alterio, se va contagiando de la estupidez de su pareja, pero ella tiene buen fondo, no como Jesús.
El último episodio parece que va haber una cierta redención, pero solo es un espejismo, una ilusión.
Javier y Malena demuestran, una vez más, lo buenos actores que son.
Una serie que me ha impactado, de la que me va costar recuperarme.
Mi puntuación: 7,15/10.
Muchos besos y muchas gracias.
Crítico de Cine de El Heraldo del Henares
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