Pipo era un simpático y cariñoso ejemplar macho de Yorkshire que hace cuatro años llegó al hogar que Ana y José Alberto habían estrenado en Valdeluz. El pasado 22 de octubre salió a dar una vuelta con su dueña aprovechando que esta tenía que comprar una barra de pan en un establecimiento cercano al domicilio, informan fuentes municipales en un comunicado.
Atado con la correa a una farola, esperaba tranquilamente su salida para regresar a casa cuando, de repente, dos perros de raza potencialmente peligrosa se abalanzaron sobre él. El ataque fue cuestión de segundos. Primero, uno; después, el otro. Ana intentó separarlos pero fue en vano; tuvieron que intervenir varias personas para, con ayuda de un cubo de agua, conseguir que el ejemplar de American Staffordshire, en la imagen remitida por el Ayuntamiento de Yebes, que se había ensañado con Pipo le soltara.
Ante la gravedad de las heridas, los dueños lo trasladaron a una clínica veterinaria de Guadalajara. De nada sirvió la enterectomía que se le practicó desde el duodeno al ciego y la reparación de la musculatura y pared abdominal que tenía dañadas. Cuatro horas después, Pipo fallecía en la clínica.
Tras tener conocimiento de los hechos a través de la denuncia de infracción penal interpuesta ante la Guardia Civil por los dueños de Pipo, el Ayuntamiento de Yebes ha abierto un expediente sancionador por la posible comisión de algunas de las infracciones tipificadas en el ámbito de sus competencias y de acuerdo con la Ley 50/1999 sobre el Régimen Jurídico de la Tenencia de Animales Potencialmente Peligrosos.
Sobre este particular, la ordenanza municipal que regula la tenencia de estos animales potencialmente peligrosos es concluyente. Las personas que quieran ser propietarias de un animal de esta categoría deben solicitar previamente una licencia, para la que se necesita acreditar una serie de requisitos. El titular de esa autorización está obligado a inscribir al perro en el Registro Municipal y a identificarlo mediante la implantación de un microchip.
La presencia de estos animales en lugares y espacios públicos obliga a que lleven un bozal adaptado a la tipología racial y sean conducidos y controlados con cadena o correa no extensible de menos de dos metros, sin que pueda llevarse más de uno de estos perros por persona.
Hoy mismo, la Alcaldía de este municipio ha dictado un bando en el que, una vez más, recuerda a los propietarios de estos animales domésticos que están obligados a acatar los preceptos recogidos en las leyes y ordenanzas municipales en relación a la tenencia y observación de comportamientos correctos por parte de los perros.
Ante este desagradable incidente, el alcalde, Miguel Cócera, en la imagen de la izquierda, ha hecho un llamamiento a los dueños de perros del municipio para que extremen el cumplimiento de las obligaciones previstas en la normativa vigente, «para que la convivencia pacífica que debe imperar entre los propietarios de estas mascotas y el resto de los vecinos no se vea empañada por un hecho tan luctuoso como este, que ha causado un tremendo estupor entre la población”, lamenta el alcalde de Yebes.
Cocera ha recordado que Valdeluz cuenta con dos parques vallados y debidamente acondicionado para perros de razas grandes y pequeñas, donde pueden campar a sus anchas.
En la actualidad, el Censo Municipal de Animales Domésticos cuenta con 187 altas de perros y gatos, de las que 31 corresponden a perros potencialmente peligrosos.
Cócera ha recordado que la concejalía de Medio Ambiente está haciendo un “esfuerzo ímprobo” para dotar al municipio de unas infraestructuras acordes a las dimensiones y necesidades de esta numerosa familia de animales domésticos. No solo con los equipamientos que se han colocado en ambos parques caninos, sino también con la instalación de una red de dispensadores de bolsas para la recogida de excrementos y otra de sanecanes y papeleras para el depósito de estos residuos. “Gestos que deberían tener una respuesta satisfactoria por parte de los dueños, que son los responsables últimos de las conductas de sus mascotas”, ha añadido el alcalde.
En el bando se recuerda que las órdenes vigentes en el municipio prohíben la circulación de animales domésticos sueltos por las zonas urbanas de Yebes y Valdeluz, incluidos parques y jardines públicos. El perro en cuestión debe ir provisto de collar y ser conducido mediante correa o cadena resistente, de longitud adecuada para que el dueño pueda dominar en todo momento la situación. Y llevar el bozal de forma correcta si su peso excede de 20 kilogramos.
Estas ordenanzas también impiden el acceso de animales a las zonas de juegos infantiles y que beban de fuentes de uso público. Mientras estén en la vía pública, parques o jardines, harán las defecaciones en los imbornales de la red de alcantarillado. Si esos excrementos se hubieran depositado en aceras o zonas de tránsito peatonal, parques o jardines, el propietario o persona que conduzca al perro es responsable de su eliminación.
Miguel Cócera ha finalizado señalando algo tan obvio como que “el desconocimiento de estas ordenanzas no exime de su obligado cumplimiento”.