La globalización, la salida de la crisis, y la cultura de consumo contribuyen año tras año a que la fiesta de origen celta Hallowen, en castellano: Víspera de Todos los Santos arraigue en la población española, sobre todo infantil y juvenil y quién sabe si en el futuro terminarán anulando nuestra tradicional Festividad de Todos los Santos.
Crónica de Andoni Madrid
Los grandes almacenes, Internet, tiendas de disfraces y hasta los comercios chinos ofrecen su llamativa publicidad como reclamo con ofertas de vestidos, máscaras, maquillajes, pelucas y todo tipo de artículos de decoración, calabazas, incluso dulces y golosinas para hacer negocio y mejorar sus ventas en un mes triste hasta la llegada de Navidad con Papa Noel y Reyes.
Los niños ya sueñan con la llegada del 31 de octubre y no dan abasto a participar ese día en la fiesta que prolifera en guarderías, colegios, urbanizaciones o reuniones familiares para lucir sus disfraces y ofrecer sin vergüenza el ya famoso “truco o trato”. Es curioso que sin saber hablar, los bebes casi lo balbucean.
Padres, tíos y abuelos no pueden negarse en su mayoría a los deseos de hijos, sobrinos, nietos… y si no compran los disfraces, los suelen confeccionar en casa de forma artesanal para que los suyos no hagan el “ridículo” sin disfraz.
“No se pueden poner puertas al campo” ni tampoco a la fiebre del Halloween, por lo menos los “carrozas”, como mal menor, hemos de confiar que las futuras generaciones sean capaces de mantener ambas tradiciones… O ¿no?
Origen del truco o trato
El 31 de octubre al anochecer, la fiesta de Halloween entra en su apogeo. Una de las costumbres más famosas de la noche de Halloween entre los niños y adultos es disfrazarse, cuanto más terrorífica y esperpénticamente mejor.
Con el disfraz puesto hay que recorrer las calles yendo por las casas del barrio. Las pandillas de niños van puerta a puerta de los vecinos con sus calabazas y cuando el inocente visitado abre la puerta, lanzan el grito unánime truco o trato.
La tradición exige que el dueño de la casa ceda al chantaje, regalando a los niños todo tipo de dulces y golosinas de Halloween. Eso es lo que se llama hacer trato con ellos. De no hacerlo así y no darles nada, el vecino se expone a los trucos de los niños disfrazados, que suelen ser el lanzamiento de huevos contra la fachada de la casa.