La Comunidad de Ursulinas de la orden de San Agustín llegó al edificio del antiguo hospital de La Estrella, a llamada del obispo Pedro Inocencio Vejarano, el 24 de febrero de 1818. Desde entonces, han pasado por sus aulas 34.444 alumnos y alumnas, y 131 religiosas, en 200 años de presencia y tarea educativa al servicio de la ciudad y de sus familias.
Ayer miércoles 21 de marzo de 2017, aparecía publicada en el Boletín Oficial del Estado la orden ECD/297/2018 por la que se concede el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X El Sabio, con la categoría de Placa de Honor, al Colegio Madres Ursulinas de Sigüenza, además de a otras cinco instituciones.
La Orden Civil de Alfonso X El Sabio premia a las personas físicas y jurídicas y a las entidades que se hayan distinguido por los méritos contraídos en los campos de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia y la investigación, o que hayan prestado servicios destacados en cualquiera de ellos, tanto en España como en el ámbito internacional. La concede, como gran canciller de la citada Orden, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, ahora Iñigo Méndez de Vigo.
El alcalde de Sigüenza, y presidente de la Diputación, José Manuel Latre, felicita públicamente a la institución por el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X El Sabio, como ya hiciera el pasado 24 de febrero, sumándose al homenaje que la ciudad de Sigüenza, de manera transversal, le tributó a la institución haciéndolo coincidir con el bicentenario de su llegada a la ciudad.
El regidor califica la labor docente del colegio como “referente educativo”, entre otras muchas cuestiones por llevar a cabo “una enseñanza integral que deja huella, porque no solamente la hacen de de cabeza a cabeza, sino también de corazón a corazón”.
La Comunidad de Ursulinas de la orden de San Agustín llegó al edificio del antiguo Hospital de La Estrella, a la llamada del obispo Pedro Inocencio Vejarano, el 24 de febrero de 1818. Desde entonces, han pasado por sus aulas 34.444 alumnos de ambos sexos, y 131 religiosas, en 200 años de presencia y tarea educativa al servicio de la ciudad y de sus familias.
Fue en el año 1867 cuando se instalaron definitivamente en el actual monasterio-colegio-internado, convirtiéndolo en un lugar de convivencia, un lugar familiar y de formación; un lugar donde la tarea educativa se desarrolla en un clima de libertad y participación, consiguiendo que quienes forman parte de ella, consideren el colegio algo propio, y como una obra y responsabilidad de todos.