Se llama Gonzalo. Gonzalo López Ciruelos. Es músico. Y es de Mazarete. Durante 11 meses del año dedica su vida a ser profesor de música, con notable éxito, en varios centros y escuelas de la localidad austriaca de Linz. Pero durante el mes de agosto regresa a su pequeño pueblo del Señorío de Molina de Aragón para descansar y estar con su gente.
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Y también para emocionarnos con su viola. Así lo hizo en un concierto sublime ofrecido junto a cuatro compañeros el día de San Mamés. Gonzalo hace hablar a la viola. Los dedos de su mano izquierda sacan de este instrumento notas que llegan al alma. Y el arco manejado por su mano derecha marca el tempo y el ritmo para que esas notas permanezcan en la memoria de todos los que llenamos el templo parroquial para llevarnos un recuerdo memorable.
El día de San Mamés, Gonzalo ofreció a Mazarete una muestra de su cariño por este pueblo. El mismo cariño que mostraba hace muchos años su abuelo Calixto Ciruelos subiéndose a un camión o al remolque de un tractor para “conducir” la subasta de ofrendas al Santo Patrón de Mazarete. Con su saber estar, su dicción perfecta, su tono amable –aunque a veces irónico- Calixto sacó adelante durante años una tarea que casi nadie quiere hacer pero que es imprescindible para generar los recursos necesarios para afrontar las necesidades de la ermita de San Mamés y sus alrededores.
Hoy, varias décadas después, el nieto de Calixto (y de Gregoria) protagoniza el día de San Mamés llegando a los corazones de los mazareteños a través de la música. Se llama Gonzalo. Gonzalo López Ciruelos. Es músico y profesor en Austria. Y es de Mazarete.
Muchas veces los españoles pecamos de valorar en exceso lo que viene de fuera cuando en casa, aunque sea en un pequeño pueblo de esta tierra casi olvidada que es Molina de Aragón, tenemos personas con un talento que vale su peso en oro.