martes , 1 abril 2025
Imagen de archivo del pintor seguntino Emilio Fernández Galiano mostrando uno de sus cuadros dedicado al rey Felipe VI

Fallece el reconocido pintor de Sigüenza, Emilio Fernández-Galiano Campos

El Ayuntamiento de Sigüenza ha emitido un comunicado en sus redes sociales de pésame por el fallecimiento del pintor seguntino Emilio Fernández-Galiano Campos.

Según el consistorio de la Ciudad del Doncel, «con su trazo genial, Emilio ha sido uno de los artistas que mejor ha captado la esencia y el alma de Sigüenza y sus tradiciones, siempre estuvo cuando el municipio se lo pidió, para el proyecto que fuera, generoso, de gran corazón, varios cuadros suyos engrandecen las instituciones de Sigüenza».

Por este motivo, han señalado que ante el fallecimiento de una «persona extraordinariamente querida, la suya es una gran pérdida para su familia y amigos, para el periodismo y la docencia, para el arte y la pintura, pero sobre todo, para Sigüenza».

En 2018 donó un cuadro del rey Felipe VI al Ayuntamiento seguntino

En 2018, el artista donó al Ayuntamiento seguntino un cuadro del rey Felipe VI y estas son las palabras que le dedicó el entonces alcalde, José Manuel Latre:

Emilio Fernández-Galiano estudió para abogado, pero a él, lo que le tiraba era el arte. A su padre Antonio Fernández-Galiano, no le convencía que un joven Emilio se dedicara a los pinceles y estudiara Bellas Artes, pero encontró la mejor aliada en su madre, que había hecho sus pinitos con óleos y acuarelas.

No tuvo un buen comienzo, puesto que según él mismo ha contado en alguna ocasión, de niño le correspondió una caja de pinturas en un sorteo, que cambió por una bolsa de caramelos.

Emilio Fernández-Galiano nació en Madrid, pero tiene sangre de Marchamalo, de Cifuentes, y de Sigüenza, porque los seguntinos, como dice Chani, son como los de Bilbao, nacen donde les da la gana.

Emilio es un retratista y paisajista único que, por provenir del mundo de la caricatura, también añade las adecuadas dosis de humor a su obra, que cuenta entre sus referentes pictóricos a Velázquez, Antonio López, Sorolla o Goya.

Emilio Fernández-Galiano ya donó, hace casi exactamente siete años, el 29 de julio de 2011, un cuadro del ahora rey emérito, Juan Carlos I. Hoy nos hace entrega de un original retrato de su hijo, Felipe VI, que simboliza los principios de libertad y de sentido de la nación.  Es el mejor regalo que nos podías hacer.

Te pedimos, Emilio, que sigas pintando Sigüenza, sus paisajes, rincones y personajes. Te estaremos eternamente agradecidos’, terminó el alcalde.

EL HERALDO DEL HENARES, que en 2020 publicó un artículo firmado por el artista ahora fallecido, se suma al pésame a familiares y amigos.

Por su interés, lo volvemos a reproducir íntegramente:

Los colores de Sigüenza, o la policromática interpretación de un cuadro imaginario, o no, de una ciudad bañada por la luz que domina el valle.

Emilio Fernández Galiano

Dicen que la paleta de un pintor es el alma de sus cuadros. Los óleos resbalan por la madera satinada y el pincel, junto al aceite de linaza, mezcla y mima los colores para que luego se deslicen con suavidad por la rugosidad del lienzo. Como cuando suavizamos nuestras vidas. El privilegio del artista, lo que más seduce es interpretar lo que ve para intentar transmitir lo que siente cuando lo ve. Reconozco que esa libertad interpretativa, sacudida de cánones, medidas, líneas de horizonte y puntos de fuga, es algo así como la inspiración.

Con mi paleta, los pinceles y mis óleos, llego a Sigüenza como el viajero que arriba por primera vez. Y vuelvo a pararme, perplejo, estático, y claudico con los ocres, los azules cerúleos de sus cielos rotos por los grises plomizos de tormentas cargadas de cobalto. Las fachadas señoriales están teñidas de un carmín rosado y el verde pardo del pinar se entreteje en la ladera con los viejos amarillos napolitanos de cebadas trasnochadas. Y tantas tejas de vino viejo, con habitantes de musgo que las resucitan del horno en las que se fabricaron. Y la piedra. Tierra sombra natural, de siena tostada, mimosa y desgastada. Tierra/piedra hecha fortis por generaciones anónimas y prohombres entregados. Omnes fortes fuerunt.

Con el invierno llega el blanco, lágrimas que se hielan antes de caer, donde amanece el valle bajo un cristal de alazor que cruje cuando pisamos nuestros miedos y nuestras esperanzas. Al fondo se atisban los primeros verdes cartuja que pronto se volverán enebro. El rojo cadmio de las amapolas anuncia el nuevo ciclo. Y este pintor mirando, a su paleta encadenado.

(*) Emilio Fernández-Galiano, pintor

Artículo incluido dentro del proyecto Letras Vivas Seguntinas con el que Sigüenza reivindica sus atractivos para convertirse en Patrimonio Mundial por parte de la UNESCO.

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