La Junta de Comunidades de Castilla La Mancha ha emitido una alerta por la que informa de que este fin de semana se esperan ‘intrusiones de masas de aire sahariano con elevados niveles de material particulado (PM10)’, lo que podría afectar a la calidad del aire.
Por este motivo, estas fuentes han recomendado que antes de realizar esfuerzos físicos prolongados al aire libre se consulten los niveles de partículas en suspensión en el siguiente enlace:
https://pagina.jccm.es/medioambiente/rvca/Dest/particulas.htm
‘Lluvias de sangre’
Asimismo, según ha informado Meteored, la presencia este fin de semana de borrascas como Olivia, favorecerá a su vez el ascenso de una masa de aire muy cálida y anómala para estas fechas, con la isotermo de 20ºC a 1500 metros en la Península y Baleares, cuya circulación tan pronunciada de sur favorecerá la irrupción de polvo en suspensión.
Además, podrían producirse lluvias de barro o «sangre» en España y caer material particulado. En el caso de caer en zonas nevadas, favorecería la rápida fusión de la nieve y perdería calidad, quedando también teñida de color naranja.
Durante el fin de semana una nueva vaguada se descolgará sobre el oeste de Europa y empujará la masa de aire cálido y la calima hacia el centro del continente. Un aspecto importante a tener en cuenta es la calidad del aire, que dejará valores desfavorables. En el este de Canarias y en algunas zonas de la Península las concentraciones de partículas PM10 pueden pasar sobradamente de los 45 μg/m³, que es el límite hasta el que el aire se considera saludable por la OMS.
Por su parte, el ministerio de Transición Ecológica, ha informado que la contaminación atmosférica por material particulado se define como la alteración de la composición natural de la atmósfera como consecuencia de la entrada en suspensión de partículas, ya sea por causas naturales o por la acción del hombre (causas antropogénicas).
Los efectos de la contaminación por material particulado han sido demostrados en diferentes ámbitos, entre los cuales destacan la salud humana, el clima y los ecosistemas, según estas fuentes.
El material particulado atmosférico engloba una gran variedad de compuestos que varían ampliamente tanto en sus características físico-químicas, como en su origen y vías de formación, y por tanto en sus efectos sobre la salud y el medio ambiente.
La normativa y los métodos de muestreo se centran en el tamaño de las partículas, ya que resulta ser el principal factor limitante para la mayor o menor penetración en las vías respiratorias. Por ello, las redes de control llevan a cabo la determinación de aquellas partículas de menos de 10 µm de diámetro, denominadas PM10, que son las que presentan una mayor capacidad de acceso a las vías respiratorias y por lo tanto mayor afección a las mismas.
Dentro de la fracción PM10, las partículas más pequeñas (menores de 2,5 µm, PM2,5) se depositan en los alvéolos, la parte más profunda del sistema respiratorio, quedando atrapadas y pudiendo generar efectos más severos sobre la salud.
Asimismo, dependiendo de su tamaño, las partículas se comportan de manera distinta en la atmósfera: las más pequeñas se pueden mantener suspendidas durante largos periodos y viajar cientos de kilómetros mientras que las partículas más grandes no se sostienen en el aire mucho tiempo y tienden a depositarse más cerca de su lugar de origen.
En general, la parte gruesa de las PM10 se compone en buena medida de partículas primarias emitidas directamente a la atmósfera tanto por fenómenos naturales (incendios forestales o emisiones volcánicas) como por las actividades humanas (labores agrícolas o de construcción, resuspensión de polvo, actividades industriales, etc.).
Las partículas finas o PM2,5, por el contrario, suelen estar compuestas principalmente por partículas secundarias formadas en la atmósfera a partir de un precursor gaseoso (NOx, SO2, COV, NH3, etc.) mediante procesos químicos o por reacciones en fase líquida.