Agentes de la Guardia Civil de los puestos de Torija, Brihuega y Humanes han intervenido en el día de hoy sábado 19 de noviembre más de 1 tonelada de níscalos recolectados de forma ilegal y han denunciado a un total de siete personas relacionadas con estos hechos.
Según han informado fuentes del Instituto Armado en un comunicado, estas intervenciones se han llevado a cabo en distintos operativos puestos en marcha con motivo del inicio de la campaña de recogida de setas a fin de evitar este tipo de recolecciones ilegales.
Se trata de la segunda intervención policial en este sentido en la provincia de Guadalajara en apenas tres días, tras la incautación de un total de 400 kilos de níscalos recolectados de forma ilegal por un total de siete personas el pasado miércoles 16 de noviembre, en varios puntos del término municipal de Cogolludo.
¿Qué se hace con los cientos de kilos de níscalos incautados?
Cada otoño, tanto la Guardia Civil de Guadalajara como los Agentes Medioambientales de Castilla La Mancha tienen que hacer un esfuerzo adicional a sus tareas habituales para detectar la presencia de recolectores furtivos de níscalos en la provincia alcarreña, rica en este producto.
Hay que recordar que las leyes autonómicas solo permiten la recogida por persona y día de 5 kilos de níscalos en los bosques de nuestra provincia, por lo que todo el exceso se considera infracción, que puede calificarse de leve a muy grave, con multas que van desde los 100 al millón de euros.
Los níscalos incautados se ponen a disposición del titular del monte en el que fueron recogidos, normalmente la Junta de Castilla La Mancha o los propios ayuntamientos, que suelen declinar la oferta y autorizan a los agentes a destruir el producto incautado.
Esta destrucción se lleva a cabo en los vertederos de residuos orgánicos más próximos al lugar de la incautación y tiene lugar porque se desconoce el estado real de las setas. Según informó el Seprona de Guadalajara a este diario, algunos furtivos han llegado a confesar a los agentes que echaron productos tóxicos en algunos níscalos para evitar que nadie más los pueda aprovechar.
Uno de ellos, incluso, manifestó que «se había orinado en las cajas de setas» previamente a ser parado por la Guardia Civil.
A esa duda de contaminación humana se une el hecho también de que los furtivos recolectan los níscalos con azadones y rastrillos, algo prohibido porque arrasa con todo el mantillo del bosque. Y en ese mantillo, a la vez que hay níscalos, también puede que haya otro tipo de setas de estructura tóxica que haya estado en contacto durante la recolecta con los propios níscalos».