El otoño, y singularmente el mes de octubre, es una época anhelada por los amantes de la astronomía. Las dracónidas y las oriónidas son lluvias de meteoros que durante las próximas noches cautivarán a todo aquellos que puedan presenciarla. Así lo afirma Natacha Payà, experta de Meteored (tiempo.com).
A partir de hoy, día 6, y hasta el 10 de octubre, si no lo dificultan las nubes y la contaminación lumínica, en el hemisferio norte se podrán contemplar las dracónidas. Además, hoy habrá luna nueva, por lo que este año la observación de esta lluvia de estrellas, cuya máxima actividad se espera el viernes a las 19:00 horas, será idónea.
Se pronostica un cielo oscuro en el que se producirán alrededor de 20 meteoros por hora, pero se trata de estimaciones y esto podría sufrir cambios como ya ocurrió en el año 2011, cuando se contabilizaron 600 meteoros por hora. Si se cumplen las previsiones, será una lluvia de estrellas modesta.
Las dracónidas también pueden denominarse giacobínidas, ya que provienen del cometa 21P/Giacobini-Zinner descubierto en el año 1900. Este año, las partículas de polvo recorrerán la atmósfera a velocidades superiores a los 20 kilómetros por segundo.
Después llegarán las oriónidas
Las oriónidas presentarán su mayor actividad durante la noche del 21 al 22 de octubre, pese a que se mantendrán en el firmamento hasta el 7 de noviembre. Alcanzan velocidades de entre 66 y 70 kilómetros por segundo y varían entre los 15 y 70 meteoros por hora.
En cualquier caso, este será un mal año para su observación, ya que su máximo tendrá lugar tras la luna llena del 20 de octubre. Las oriónidas están asociadas a la estela del cometa 1/P Halley, que orbita en torno al sol cada 76 años y, como otros cometas, sus partículas se diluyen en la atmósfera dejando ese destello que tanto impacta.
¿Cómo disfrutar de estas lluvias de estrellas?
Es recomendable alejarse de la contaminación lumínica de la ciudad y disfrutar de este espectáculo en cualquier punto sin obstáculos visuales, como un mirador o una montaña. Además, se recomienda llegar entre media hora y una hora antes de comenzar la observación para que la vista se adapte a la oscuridad del lugar.