El personal de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), dependiente del ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, MITECO, que ha participado en la campaña antártica de verano ha presentado un avance climático con una conclusión muy clara: el pasado verano austral las estaciones meteorológicas de las Bases Antárticas Españolas (BAE) han registrado temperaturas inusualmente altas.
Fotografías: MITECO/AEMET
La temperatura media de enero-febrero de 2020 en la base Juan Carlos I (JCI), en la isla Livingston, ha sido más cálida de lo habitual, con una temperatura media de 3.5°C y una anomalía de 1.3°C respecto al promedio de los últimos 15 años (periodo de referencia 2005-2019).
Este verano ha quedado calificado como el segundo más cálido de la serie solo superado por el de 2006 con 3.9°C y una anomalía de 1.8°C, según han informado fuentes del MITECO en un comunicado.
Figura 1: Temperatura media durante el verano antártico (periodo de referencia 2005-2019)
El periodo comprendido entre el 9 y 10 de febrero fue especialmente cálido; así, en la base Gabriel de Castilla (GdC), situada en la isla Decepción, se registraron 13.1ºC, el valor más alto de los últimos 15 años ya que la anterior marca histórica era de 12.7ºC (18 de enero de 2007); los 13,1ºC superan, además, en 8.3°C la temperatura máxima media registrada en dicha estación.
Al mismo tiempo en la base Juan Carlos I, la temperatura máxima observada fue de 12.3°C, 9.1°C mayor que el promedio de las temperaturas máximas de la estación; aunque la cifra no supera el récord registrado el 19 de enero de 1994 (15.5°C), constituye un valor muy elevado.
Este episodio de altas temperaturas, en ambas bases, estuvo caracterizado por un flujo de aire cálido procedente del oeste y noroeste en toda la Península Antártica e islas Shetland del Sur.
Figura 2: Evolución de la temperatura y episodio de altas temperaturas entre el 5-11 de febrero de 2020
Estos episodios de temperaturas altas mencionados, por sí solos, no constituyen evidencias del cambio climático. Sin embargo, es muy probable que el carácter extremo de los mismos lo sea aún más en este contexto. Todo ello pone de manifiesto la necesidad de seguir monitorizando esta zona del planeta.