La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, SEORL-CCC, ha emitido este martes 31 de diciembre un comunicado en el que advierte que los niños menores de cinco años no deben comer las uvas en Nochevieja por el riesgo de atragantamiento o asfixia.
Además, han añadido que esta fruta tampoco debe sustituirse por la ingesta de frutos secos, palomitas de maíz, caramelos o grageas de chocolate para dar la bienvenida al año 2025.
Debido al tamaño, piel resbaladiza y jugo del interior, las uvas pueden ser tragadas sin masticar y provocar un taponamiento de las vías aéreas, impidiendo al niño respirar, ha recordado la SEORL-CCC.
Por ello, los otorrinolaringólogos recomiendan que no las ingieran menores de cinco años y cuando se les ofrezcan a los niños mayores sean sin piel, ni pepitas y partidas en trozos, eso sí, evitando cortarlos en rodajas.
Por otra parte, se recomienda no dar frutos secos ni caramelos duros, palomitas de maíz o grageas de chocolate a los menores de cinco años ya que los fragmentos duros que se desprenden al morderlos pueden obstruir las vías respiratorias, por lo que los frutos secos deben ofrecerse molidos a menores de cinco años.
En el caso de los mayores de 65 años y los pacientes con disfagia, las uvas también pueden ser peligrosas.
La incidencia de asfixia es siete veces mayor en personas de la tercera edad que en niños de 1 a 4 años, según una revisión publicada en la revista Geriatrics.
La disfagia es un trastorno de la deglución que afecta a más de 2,5 millones de españoles, de los que el 90% están sin diagnosticar.
Aunque afecta a personas de cualquier edad, es más frecuente a partir de los 65 años, cuando afecta a casi un tercio de la población mayor.