Debido al aumento de los caudales en los ríos Sorbe y Jarama, por las lluvias de las últimas semanas y el deshielo de la nieve acumulada en la Sierra Norte, los pantanos de El Vado y de Beleña han estado desembalsando agua para prevenir el peligro del exceso de llenado, un hecho que ha llevado al consistorio de Cogolludo a llamar la atención sobre la pérdida de millones de metros cúbicos de un bien tan escaso que es el agua.
Desde el pasado 12 de diciembre los pantanos de la Sierra Norte de Guadalajara han estado desembalsando parte del agua almacenada en sus instalaciones, tanto el de El Vado que se abastece del río Jarama como el de Beleña, que lo hace del Sorbe.
Debido a las lluvias y nieves acumuladas en las cotas altas de la Sierra y la posterior subida de las temperaturas se ha producido deshielo, aumentando las aportaciones de los ríos y en consecuencia haciendo crecer el agua embalsada en las presas, según han informado fuentes del Ayuntamiento de Cogolludo en un comunicado.
“Es necesario que se haga una suelta de agua, a modo de crecidas ordinarias para la limpieza de las márgenes y riberas y para que se mantenga el propio caudal ecológico de los ríos pero, desde el ayuntamiento de Cogolludo, consideramos que deberían crearse estrategias para aprovechar al máximo los recursos hídricos de la zona sin tener que aliviar estas grandes cantidades de un bien tan valioso y escaso como es el agua”, afirma Juan Alfonso Fraguas, alcalde de Cogolludo.
En el caso del río Jarama, con el deshielo, la presa de El Vado pasó del 50% de su capacidad, 13 Hm3, a casi 19 Hm3, el 73%, y ha aliviado 9 Hm3 de demasía sobre el caudal ecológico.
Por lo que se refiere al río Sorbe, la presa de Beleña ha aumentado su volumen embalsado en 2 Hm3, pasando del 66% al 70% de su capacidad, y ha aliviado 11 Hm3.
Por su parte, las presas de Alcorlo y Pálmaces, alimentadas de los ríos Bornova y Cañamares respectivamente, tan solo han visto aumentados sus volúmenes de agua embalsada en torno a un 1% de sus capacidades debido a las lluvias de las últimas semanas.
El Ayuntamiento de Cogolludo llama la atención sobre una mayor regulación en este campo, ya que, el embalse de Beleña desembalsó en cinco días, más de 10 Hm3, lo que supone un 20% del consumo anual de agua de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe (MAS).
Con esos excedentes en Jarama y Sorbe se acabarían las restricciones para todos los pueblos de la Sierra, puesto que no hay verano en el que no haya algún problema de abastecimiento, e incluso limitaciones al crecimiento de algunos pueblos por falta de agua.
La solución de estas pérdidas de agua que se producen de manera recurrente, dependiendo de la crecida de los caudales de agua, a fin de prevenir el llenado en demasía de las presas, pasaría, según el consistorio cogolludense, por crear las infraestructuras necesarias para trasladar esos volúmenes de agua desembalsados por encima de los caudales ecológicos a otros pantanos que tienen suficiente capacidad para albergarlos, como es el caso del de Alcorlo, que con las lluvias solo ha subido medio hectómetro y se encuentra a un 52% de su capacidad.
“Ya hubo un proyecto en marcha que no se pudo llevar a cabo debido al gran impacto ambiental del mismo dentro del Parque Natural”, comenta Fraguas, “pero estamos convencidos de que debe existir alguna alternativa a los excesos de alivios del agua. Otra opción sería aprovechar la energía de desembalse para generar electricidad. Esta podría ser una buena alternativa para que, al menos, se pudiera sacar un rendimiento hidroeléctrico del caudal evacuado”, añade el regidor cogolludense.
Existe un proyecto, firmado por la actual ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en 2009, cuando era Secretaria de Estado de Cambio Climático, para la construcción de dos centrales hidroeléctricas aguas debajo de la presa de Beleña, una para turbinar los caudales constantes de la MAS y otra para turbinar los excedentes.
“El desarrollo de este proyecto significaría un mayor y mejor aprovechamiento de los recursos hídricos del embalse así como la creación de puestos de trabajo que fijaran población y generaran riqueza en una zona que, como otras de la provincia de Guadalajara, sufren los efectos de la despoblación”, concluye Fraguas.