En la mañana del sábado 6 de abril de 2024, el suelo de la vivienda de Guillermo Rocafort, en Jadraque (Guadalajara) se hundió bajo sus pies con gran estrépito. Como en una mala película de serie B, la alfombra sobre la que pisaba lo envolvió mientras el suelo lo succionaba como si se encontrara sobre arenas movedizas. Esa alfombra impidió que la caída de más de 3 metros desde su piso al local comercial de la planta baja fuera a plomo y no muriera en ese instante, semienterrado bajo toneladas de escombros y muebles. Durante unos minutos quedó aturdido y sin reacción. Entre los cascotes solo sobresalía la cabeza y el brazo izquierdo. Pudo luego gritar y varios vecinos lo rescataron.
Fue hace casi nueve meses, el forjado sigue hundido, el local abandonado y lleno de escombros y enseres, libros y menaje de Guillermo y un agujero tan grande que la llegada de los fríos y lluvias de invierno impiden que se pueda realizar vida normal en el piso de este anciano, de 85 años de edad. Han sido de las Navidades más duras que recuerda. Y ahora afronta el Año Nuevo con la misma desesperanza que lo acaba.
Para llegar a ese momento hay que retrotraernos nueve años, que son los que han transcurrido desde que en 2015 presentó ante el Ayuntamiento jadraqueño el primer escrito en el que alertaba del riesgo de colapso del forjado y pidiendo permiso para que un técnico pudiera entrar en el local para hacer un informe que recomendara las obras necesarias para evitarlo. Pero dio en saco roto: ni las propietarias del local, M. A. P. T. y L. P. T., cuyo forjado común con el piso de Guillermo es el que se vino abajo, le dieron permiso a su técnico para entrar a inspeccionar el inmueble, ni el Ayuntamiento, le dio respuesta a sus escritos.
Ahora, si quiere reparar el inmueble, tendrá que hacerse cargo de todos los gastos, incluidos el proyecto del arquitecto, más de 90.000 euros, y esperar luego a que las propietarias le abonen lo que a ellas les corresponda. Pero, de momento, ni siquiera cuenta con permiso para acceder a por sus enseres y documentos personales, abandonados entre escombros en el piso del local.
Nueve años denunciando el peligro de derrumbe sin que nadie tomara medidas
Todo comenzó hace más de cinco años, el 14 de noviembre de 2019, cuando Guillermo observó que el suelo de una de las habitaciones de su vivienda, la que se encuentra sobre un local comercial sito en la planta baja del edificio y que se encuentra cerrado desde hace años, se había combado hacia abajo unos 10 cm, por lo que presentó su primer escrito de una larga serie en el Ayuntamiento de Jadraque. en el mismo, solicitaba a la Corporación ‘la visita del arquitecto municipal al domicilio para comprobar que el forjado de la habitación que da a la calle Mayor baja ha cedido unos centímetros, con riesgo de desplome‘. Según Rocafort, el arquitecto municipal nunca compareció para comprobar la veracidad de la denuncia ni si había riesgo o no para la vida de las personas.
Paralelamente, Rocafort interpuso una denuncia ante el cuartel de la Guardia Civil de Jadraque el 8 de diciembre de 2019, denuncia que reiteró unos meses después, en las que hacía constar que ‘debido a la deformación de la habitación que da acceso al balcón de la izquierda, esta deformación amenaza con derrumbarse y que están producidas por las humedades del local que se encuentra debajo de la vivienda‘. Sin embargo, este hombre desconoce si la Guardia Civil realizó alguna gestión relativa a esta denuncia, «pues si la hicieron, nunca me llegó información alguna al respecto».»
El siguiente escrito ante el registro municipal de Jadraque fue el 6 de agosto de 2020. Rocafort solicitó entonces ‘la urgente necesidad de que el arquitecto municipal inspeccione mi domicilio para comprobar la deformación del forjado de la habitación que da acceso al balcón de la izquierda, con un hundimiento superior a 10 cm, por venir humedades del local comercial inmediato, que se encuentra cerrado desde hace muchos años con evidencias de abandono por los propietarios actuales‘. El propio Rocafort, en este escrito, se ofreció a pagar de su bolsillo los gastos de apuntalamiento del forjado del inmueble inferior ‘como medida cautelar para evitar daños mayores‘.
A raíz de estos escritos y otros más, el alcalde jadraqueño, Héctor Gregorio Esteban, recibió a Rocafort y le transmitió, según ha señalado a este diario el primer edil, que el Ayuntamiento no podía acceder al local denunciado si no era con permiso de las dueñas, permiso del que carecía el Consistorio, o con orden judicial, que le correspondía al propio Rocafort solicitar. Además, según ha reiterado el primer edil a este diario, se puso en conocimiento de este vecino en varias ocasiones que «la Corporación municipal no podía hacer nada al tratarse de un problema interior de las viviendas, que no afectaba a la vía pública con riesgo para los viandantes y que el edificio no estaba en situación de ruina, por lo que tampoco podía intervenir el arquitecto municipal.
Según Gregorio, Rocafort no atendió dichas indicaciones y siguió presentando numerosos escritos ante el Ayuntamiento en el mismo sentido que los anteriores, cuando se le había indicado que el Ayuntamiento no puede entrar sin permiso en las viviendas particulares para inspeccionarlas y que para ello debe presentar la oportuna demanda civil en los juzgados para intentar resolver la situación.
Por otro lado, a partir de agosto de 2020, Rocafort decidió dirigirse directamente a las propietarias del local a través de burofax, para ponerles en su conocimiento que ‘el forjado divisorio existente en una habitación de mi vivienda, inmediata superior de la primera planta se han apreciado unas grietas longitudinales y un apreciable desplome del forjado hacia el centro de hasta 10 cm que, en mi opinión, entraña grave peligro de caída o derrumbe de un elemento estructural del edificio‘. Tras esta exposición, Rocafort les pedía autorización para entrar en el local, en presencia de dichas propietarias, y poder comprobar ‘la parte inferior del forjado dañado y evitar que se venga abajo (se derrumbe) el suelo de mi propiedad inmediatamente superior‘. Según Rocafort, cuenta con acuse de recibo de Correos de que dichos burofaxes fueron entregados a sus destinatarias, pero a él no le fueron contestados.
En vista de esa falta de contestación por parte de las propietarias, unos días después presentó un nuevo escrito ante el Ayuntamiento de Jadraque a fin de que tanto el alcalde como la Guardia Civil ejercieran de mediadores con las propietarias a fin de que estas les permitieran el acceso para poder comprobar desde dentro el estado del forjado y adoptar ‘las medidas preventivas para evitar su derrumbe, así como la reparación que precisa ese elemento estructural del edificio‘. Dicha petición, según Rocafort, no fue atendida.
Problemas de salud lo llevan a Madrid tres años y medio
A finales de 2020 a Guillermo se le reactivaron los graves problemas de corazón que arrastra desde hace años y tuvo que abandonar Jadraque para volver a Madrid y así estar más cerca de su hospital y de los especialistas que llevan tiempo atendiéndole. Por ese motivo, durante más de tres años y medio deja de presentar escritos al Ayuntamiento jadraqueño y a la propiedad del local.
Cuando vuelve de nuevo a su piso de la calle Mayor de Jadraque, a primeros de abril de 2024, se encuentra con que la grieta que vio antes de volverse a Madrid y el hundimiento del forjado de una de las habitaciones de su vivienda, la que da encima del local comercial, son aún mayores, por lo que la misma mañana del 6 de abril se dispone a retirar de urgencia todos los muebles y objetos personales de esa habitación para aliviar el piso del forjado. En esas estaba cuando se escuchó un gran crujido y el suelo se vino abajo con gran estrépito. «Solo la alfombra me salvó de la muerte, al amortiguar algo la caída», repite una y otra vez Guillermo.
«Al ruido del estruendo aparecieron por allí algunos vecinos, como José Castillejo y sus dos hijos, José Luis y Rubén, dos albañiles que trabajaban por la zona y que de forma heroica y jugándose la vida corrieron raudos en mi auxilio para liberarme de los escombros», recuerda Rocafort, quien también ha querido agradecer la intervención ese día de otros vecinos, como Antonio LLamas y los padres de este, Fermín y Estrella, o de profesionales como el conductor de la ambulancia Martín, que además de colaborar en el rescate, fue el que supo como colocarlo sobre una tabla, tras liberarlo de los escombros, para evitarle cualquier tipo de lesión cervical.
Luego, una ambulancia trasladó a Guillermo hasta el centro de salud jadraqueño, donde es atendido de urgencia en un primer momento por el personal sanitario del mismo, Mihai Dascalescu, Maynor Wilfredo y Gloria, antes de ser derivado hasta el hospital universitario de Guadalajara, donde quedó ingresado. Según el parte médico, Rocafort presentaba ‘herida en la región frontal derecha de la cabeza; dolor en la clavícula derecha; deformidad en la muñeca derecha con fractura intraarticular de radio distal derecha con colapso de la fractura importante y desviación volar; fracturas de techo y pared medial orbitaria del lado derecho, con contusión de partes blandas frontales y periorbitales derechas; fractura nasal derecha no desplazada; fractura escapular derecha con disminución de la sensibilidad en 4º y 5º dedos; y escoriación sin sangrado en cadera derecha‘.
Mientras Guillermo Rocafort era tratado por los sanitarios, los bomberos de Sigüenza, tras estabilizar el inmueble, hicieron un informe en el que señalaban que habían atendido un siniestro por ‘Colapso del forjado de madera–Vigas dañadas por carcoma‘ y concluían que afirmando que ‘el edificio en su conjunto parece que estructuralmente está bien, aunque debe ser revisado por un arquitecto, solamente queda precintada la vivienda donde ha colapsado el forjado‘. Esto es, el local comercial de la planta baja.
Recuperación y vuelta a su vivienda
Durante tres semanas Rocafort permanece ingresado tanto en los hospitales de Guadalajara como el Ruber de Madrid y una residencia de rehabilitación, recuperando la movilidad, hasta que el 29 de abril decidió volverse a Jadraque para iniciar la rehabilitación fuera de todo tipo de centros sanitarios. Su brazo derecho y parte del cuerpo lo tenía medio paralizado y ese mismo día comenzó las sesiones con el fisioterapeuta, sesiones que, nueve meses después, sigue recibiendo al estar en baja médica.
Y a la vez, recupera su interrumpida relación epistolar con el Ayuntamiento, la Guardia Civil de Jadraque y las propietarias del local, a fin de instar las oportunas acciones administrativas y judiciales en defensa de sus derechos como perjudicado.
Por todo ello, Guillermo presenta nuevas solicitudes al Ayuntamiento jadraqueño los días 29 y 30 de abril, 2, 21 y 23 de mayo; 21 de junio; 2 de septiembre… En ellos pone de conocimiento lo ocurrido, solicita la intervención del arquitecto municipal y que se apuntalen los restos del forjado del local de abajo, a fin de que el resto de la planta superior no se hunda. Incluso se ofrece él mismo a pagar los gastos de apuntalamiento. Estos escritos se los remite por burofax también a las propietarias del inmueble.
El Ayuntamiento le contesta informándole que se le permite apuntalar los restos del forjado que no se hundieron, pero que si quiere que se reconstruya dicho forjado, ha de presentar un proyecto de obra mayor para reconstruir el forjado hundido «puesto que se trata de una reforma en una vivienda en la que se interviene en la estructura del edificio». Proyecto que tendría que pagar él. Y esta obra, según el perito de la aseguradora de Guillermo, costaría del orden de 90.588 euros, que la compañía le ha comunicado que no asumirá
Parecida respuesta recibe de la letrada de las propietarias del inmueble, que por burofax dirigido al letrado de Guillermo se le informa que ‘se deben evitar las contiendas judiciales’, pero que si ‘tu cliente desea volver cuanto antes a su casa, debería plantearse arreglar el forjado, sin perjuicio de que se depuren responsabilidades atendiendo a la causa que originó el derrumbe‘.
En otro burofax, esta letrada descarga sobre Guillermo la responsabilidad de lo ocurrido, ya que, según esta, «consultado con un técnico sobre la causa de dicho desplome nos indica que ha venido motivado por el sobrepeso al que se ha visto sometido dicho forjado al haber sobrecargado el mismo… con mobiliario y libros, no habiendo podido soportar las vigas, ya envejecidas, dicho sobrepeso«. También, sigue el burofax, «durante los muchísimos años que tienen esta vivienda nunca se había llevado a cabo ninguna reparación en la misma, ni mantenimiento de los solados, que se encontraban completamente abombados y por los que penetraba humedad y suciedad. A diferencia de lo ocurrido en las otras plantas, donde los propietarios han estado realizando reformas y un buen mantenimiento de sus inmuebles«. Preguntada por este diario que por qué en 2019 y 2020 las propietarias no dejaron en su día entrar al técnico municipal al local, tal como les propuso por burofax Rocafort, para hacer una valoración y llevar a cabo las obras que el forjado necesitaba, señaló a este diario que «entonces no era su abogada y no puede contestar a eso».
Rocafort ha rechazado estas afirmaciones y ha señalado que «es al revés, yo estaba quitando peso de la habitación para evitar su hundimiento, justo en el momento en el que se hundió. Si hace cinco años hubieran permitido la entrada a un técnico y hubieran dado permiso para iniciar las obras esto no habría ocurrido, pero yo nunca tuve su permiso, ni entonces ni ahora, para que entrara un arquitecto y por ese motivo nunca pude contratar a nadie para iniciar las obras ni ahora para apuntalar el forjado».
Casi nueve meses después de haber podido morir bajo los escombros del forjado que separa su vivienda del local de la planta baja de su edificio, Guillermo Rocafort sigue con sus revisiones médicas y con la rehabilitación de su brazo derecho, el que quedó peor malparado, a caballo entre una clínica de Madrid, un apartamento en Alcalá de Henares y una habitación en el piso contiguo al que se vino abajo en Jadraque, porque «es inviable vivir en invierno en Jadraque en una casa en la que una de sus habitaciones no tiene forjado y es una enorme chimenea por la que se cuela frío polar».
Afirma que «aunque no creo en la Administración de Justicia, seguiré intentándolo ante el juzgado de instrucción de Sigüenza para que se me reconozcan sus derechos».
Mientras, Guillermo, ingeniero de Obras Públicas jubilado, se prepara para recibir el año nuevo, en el que cumplirá 86 años, aunque el próximo 6 de abril celebrará también su ‘primer cumpleaños’ de su nueva vida, pero sin saber si en 2025 verá cumplido su deseo de que su vivienda vuelva a ser habitable tras seis años de intensa pelea para conseguirlo.